scuchar y ver los materiales que dicen que
con tan solo cerrar los ojos y respirar profundamente se puede alcanzar
un grado de inmortalidad es un insulto al que lo consume y a la propia dignidad
humana. Son muchas las personas que se aprovechan de la ingenuidad de la masa
deseosa de que le brinden una salida fácil a su malestar.
La disciplina y el desarrollo de una salud e
higiene mental nunca ha sido un resultado a corto plazo, al contrario es un
trabajo arduo y que no se logra de la noche a la mañana.
Cientos de productos que se distribuyen Online,
por TV y otros medios, arropan el mercado en las últimas décadas, que tienen
todos en común, ofrecer un mundo interior mágico libre de stress y con manuales
sobrenaturales de cómo lograr la felicidad óptima.
Es bien sabido que la humanidad anhela vivir en
un paraíso, pero; dejarse arrastrar por la utopía de un mundo libre de problemas
es mas enfermizo que benéfico. El nacimiento en si, ya es una crisis, una de
las más profundas realidades de la existencia, durante la cual se produce un
gran stress, partiendo desde este punto, nos encontramos con la cruda realidad
de la vida.
Ser optimista, ver positivamente es una cosa,
pero; pensar o llegar a creer que se puede
vivir en una burbuja de cristal para estar libre de acontecimientos
tormentosos raya en la falta de madurez emocional.
La vida es eso, stress, un stress que nos
empuja a luchar, a levantarnos de la cama, enfrentar el trafico, el empleo, las
pruebas en todo el sentido de la palabra. Pero; también tiene su tiempo de
disfrute. No es el momento de dejarse engañar por embaucadores que ofrecen una
vida sin sufrimiento. La vida humana nunca dejara de poseer una amalgama de
colores, si le quitamos los colores gris y negro, entonces ya no estaría
completa.
Por:
Licenciado Francy
Martínez
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