miércoles, 14 de agosto de 2013

Satisfecho Yo y El Mundo Pago

Helen, acostumbrada a realizar todo lo que le venia en ganas, desenfadada y versátil. Del tipo de persona que siempre tiene una respuesta a flor de labio, segura de si misma, resuelta y decidida a protegerse de todo lo que le podía hacer daño.
“Satisfecha ella y el mundo pago” ese era su lema, pero un día quedo vulnerable. La muerte repentina de su padre la golpeo tan fuerte que todo lo que ella era se quebró como el cristal; dando paso a una Helen totalmente diferente.
Un día al entrar a su clase de economía, sus más crueles adversarios la saetearon con todo tipo de argumentos. Lo que hizo la diferencia fueron las palabras pronunciadas por ella—¡No me ofendan! hice un gran esfuerzo por estar en esta clase, Perdónenme se que no he hecho las cosas bien.

 El silencio penetrante y sonoro aun permanecen en el tiempo; marcando un antes y un después de no me ofendan. Desde aquel día Helen aprendió que el que hace lo que quiere, a lo largo del tiempo le hacen lo que no quiere.

Por:
Licenciado Francy Martínez
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@francymartinez5

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