Las religiones e infinidades de filosofías
milenarias han tratado de vender la falsa realidad de un mundo de paz y amor.
Lo cual es una utopía, porque desde el momento mismo de la concepción de una
vida, comienza la guerra por la sobre vivencia, por llegar, por ver quién será
el más fuerte.
Lo cierto es que la vida siempre será un eterno
desafío, un combate con el individuo mismo, con su medio ambiente; algo que
puede alivianar esta situación o servir de aliciente es vivir lo más
simplificado emocionalmente, sin muchas exigencias sentimentales, dando sin
esperar nada a cambio.
Percatarse de que la gratificación es saber que
se puede ser mejor individuo cada día, olvidando el que dirán y hacer la paz consigo
mismo. Vivir y dejar que vivan, mantener a rayas las debilidades internas y
asimilar que cada semejante lleva a cuesta su propio reto.
Por:
Licenciado Francy Martínez
licenciadofrancy@gmail.com
francymartinez103@hotmail.com
@francymartinez5