Todo lo que se
espera debajo del sol y encima de la tierra tiene su tiempo. Es algo
indiscutible y que nos guste o no es real.
La espera que
produce ansiedad, tensión, desesperación, por decir algo. Lo que nos llama la atención
es que la espera en los momentos difíciles parece algo interminable, es como si
fuera dos tiempos distintos, al parecer dos relojes totalmente diferentes cuentan
las horas.
Es refrescante
ese tiempo al lado del ser querido, disfrutando o celebrando un triunfo, que rápido
se va el tiempo. Tanto tiempo que se invirtió en la espera y tan rápido que pasó.
Años esperando la
graduación de la preparatoria y solo un par de horas que pasan volando. Toda una
semana esperando un fin de semana.
Si, cuan
diferentes son estos tiempos, es obvio que debemos ejercitarnos en la espera,
es por eso que la paciencia es un don tan preciado.
Por:
Licenciado
Francy Martínez
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