sábado, 27 de octubre de 2012

Déjame Depresión


Oscar abre la puerta de su casa, corre a la cocina, con una sensación de hambre casi fantasma, busca algo de comer en el refrigerador, pero sin suerte.Rebusca en la despensa y encuentra un empaque que contiene avena; se siente dichoso y se dispone a preparar aquel único alimento que se encontraba en la casa.
Escucha pasos en la sala, observa sin ver a nadie, de pronto al echar asía atrás, percibe que se topo con algo, por un impulso mas que temor, voltea y se queda sin aliento, era ella; seductora como siempre, rostro angelical y mirada diabólica, piernas largas y torneadas y un aroma que emanaba de su piel como si quisiera decir tu me necesitas.
Aquella mujer lo abraza, le susurra al oído algo incomprensible al sentido humano, como un animal le lame el pecho, con una mano recorre la cara de Oscar y con la otra le agarra la bolsa escrotal dejándolo sin respiración, preso del pánico y la angustia, la retira de si, por primera vez la llamo por su nombre: déjame depresión. Ella lo miro aturdida y salió corriendo sin decir palabras.
Oscar… mas tranquilo, recordó que tenia algo en el fuego, probó lo que estaba cocinando, la avena estaba vencida, lo supo por el agrio de su sabor y el color verdoso que exhibía, lloro hasta la saciedad, pero no porque se quedaría sin cenar, sino, porque por vez primera había aprendido a decir no a una propuesta indecente, con una simple expresión: Déjame depresión.

Por,
Licenciado Francy Martinez

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