Vivimos
en un siglo que cada vez más grita que es libre y moderno, con grandes
adelantos científicos, la comunicación a dado un giro mil por mil, las modas,
el cine, en fin todo revolucionado ¡Cuantos adelantos! Pero ¿Realmente la sociedad camina con todos estos avances?
¿Se es libre realmente?
Para
ser libre se requieren muchos requisitos para este siglo: No se puede pasar de
veinte años, o sea hay que lucir eternamente estirado no importa los recursos
que se deban implementar, usar determinadas marcas de teléfonos, ir a lugares
identificados por los grandes empresarios de la diversión, vestir marcas líder del
mercado siguiendo las pautas trazadas por las firmas representantes.
¡Y ni hablar de lo físico, medidas
exigentes! Si no se cumplen esos estándares no se es libre. El sexo no se puede
quedar en esta revolución modernista, mientras más se exhibe, entonces: Se es más
sexual o sensual o un icono sexual. Los penes tienen que ser gruesos y alargados
y las vaginas de gomas o por lo menos es lo que vende el mercado, sino, no se es libre.
Cada
enfermo mental con su tema, lo cierto es que se es libre por conveniencia o por
apariencia, lo importante es estar claro en que todo lo que brilla no es oro y que todo lo
que espejea no es plata, vive y deja vivir. Al final cada uno decide que camino
elegir y se muestra como mejor le convenga.
Por: Licenciado Francy Martínez
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