martes, 3 de septiembre de 2013

¡Oh Dios!

Todo parecía un día normal en la vida de Thomas, hasta que abrió la puerta de su departamento y observo lo que parecía un desierto entre cuatro paredes.
Su primer pensamiento fue de que le habían robado, y  luego lo peor… el bebe y su esposa.
— ¡Oh Dios!— grito Thomas, buscó por las habitaciones, la cocina y ningún rastro de su esposa e hijo.
Por ultimo para aligerar el malestar y poner sus ideas en orden antes de dar aviso del hecho, decidió ir al baño y descargar un poco de tensión.
Al abrir la puerta su asombro fue mayor que el de momentos atrás. Sus ropas y cosas personales estaban diseminadas en todo el interior.
La idea del robo y la desaparición de su bebe y esposa fueron descartadas…su familia lo había abandonado. Su confusión y desaliento crecieron aun más y decidió llamar a su esposa, la voz entrecortada del otro lado del teléfono le dio a entender que había estado llorando.
    ¿Que paso?— le pregunto Thomas.
    Te quite responsabilidad, no quería que mi bebe y yo fuéramos carga para ti. Dijiste que estabas cansado de tanta responsabilidad— Contesto ella.
—No, no me entendiste, siempre me dice que te diga como me siento y mira lo que pasa cuando lo hago. Mi bebe y tu son mi vida, lo que dije fue por la oficina; tengo un poco de presión— Le aclaro él. Los sollozos no se hicieron esperar.
    ¿Y el bebe?— pregunto Thomas.
     Llorando por ti, te espera para dormirse— Contesto ella.

Cuantas cosas suceden cuando actuamos a la ligera. Es mejor aclarar las cosas una vez por todas; para no arruinar el mañana.

Por:
Licenciado Francy Martínez
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@francymartinez5

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