¿Qué tan cierto será que el pasado es pasado, que ya este no puede afectarnos
ni incidir en la vida de un individuo porque quedo atrás? Son muchas las
respuestas que se pudieran dar, pero lo cierto es que un gran número de
personas viven en un pasado continuo, inseguros, insatisfechos, neuróticos a
causa de un evento que los marco y los convirtió en imposibilitados
emocionales.
No se atreven a enamorarse porque fueron traicionados, no hablan porque
alguien los hizo callar, se disfrazan de pies a cabeza porque en algún momento
un analfabeto existencial los hizo creer que no tenían atractivo.
Todos estos indicadores nos dicen que el pasado está más presente cada día.
Millones de personas van caminando en piloto automático preso del pánico,
títeres del pasado, marionetas de eventos azarosos. El pasado no tiene
necesariamente que ser un enemigo voraz, se puede convertir en un aliado, en
una caja negra.
Cada ser humano debe decidir que hará con su pasado, aprender de los
errores, de los malos momentos y empoderarse de los sucesos alegres,
reconfortantes para desmontar aquellos no tan buenos y dejar de importantizar aquellos
eventos que tienen muy poco que darnos.
Por:
Licenciado Francy Martínez
licenciadofrancy@gmail.com
francymartinez103@hotmail.com
@francymartinez5
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