Dejar marchar algo que creemos muy nuestro es
una decisión incomoda y llena de ansiedad. Ya que nos acostumbramos tanto a lo
bueno como a lo malo, y nos empoderamos de eso que nos pertenece o al menos así
nos parece.
Es bueno en su justa medida; entender que en algunas
ocasiones debemos dejar ir lo que tanto amamos o lo que se aborrece. Se necesita
de mucha fuerza de voluntad para dejar en el pasado el odio que se siente por
la ex pareja que tanto daño causo.
Tantas experiencias maravillosas que se vivieron
en el pasado que sin quererlo se dejo de vivir en el presente. Aunque se amo
tanto esa primera pareja, no podemos seguir comparando la segunda con esta.
No se puede seguir cargando con el rencor hacía
ese padrastro que sabia humillar y maltratar hasta lo sumo. Hay que dejar que
se vaya ese sentimiento de inferioridad por haber crecido en un hogar pobre y
lleno de carencias piscó afectivas. Basta de comerse las uñas para poder combatir
el temor que da el hablar en público.
Ya es tiempo de tomar una decisión firme y
encarar la realidad. No se puede seguir viviendo con esto, que más bien hace
mal. Desde hoy comienza a renunciar a tantas cosas que estaban impidiendo vivir
una vida plena.
Te brindo unas alternativas para recomenzar:
déjalo ir, no te pertenecen, comienza a renunciar desde este momento.
Busca un lugar a sola y respira con calma y pausadamente, si quieres llorar adelante.
Pero, sigue. Saca fuerza y dilo: voy a dejar que te marches.
Por,
Licenciado
Francy Martinez
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