Conversaba en días pasado con una conocida acerca de una situación que le
estaba generando cierto malestar en un área de su vida muy particular. Y
mientras me comentaba lo mal que se sentía, su joven hijo penetro a la terraza
donde nos encontrábamos dialogando.
Este se acercó para preguntarle a su madre por la llave de su motora, la
mujer olvido su lamento y como quien tiene un escáner en los ojos, peino al
chico de los pies a la cabeza. Esta reacción provoco en mí una curiosidad
monstruosa y prepare mi mente para el evento que se avecinaba.
Con tono enérgico y glamuroso (nada que ver con la débil y sufrida mujer de
minutos antes) dijo: pareces un enfermo mental, mírate ese pantalón debajo de
la nalga, te deformaras las piernas, esos calzados más sucios no pueden tener,
tu cabello, la mujer que este contigo debe ser peor que tú.
No entiende que la gente juzga como te ve, sé que eres buen chico, pero yo
lo sé porque te conozco, los demás verán un indigente. Luego me miro a los ojos
y dijo: él tiene un enorme corazón pero debe equilibrar lo de afuera con lo de
dentro.
Nuestra conversación se había salido de su génesis y yo con amabilidad me
disculpe prometiendo que seguiríamos conversando en otro momento. Equilibrio:
físico/espiritual, muy interesante la charla con mi vecina.
Por:
Licenciado Francy Martínez
licenciadofrancy@gmail.com
francymartinez103@hotmail.com
@francymartinez5
Referencia Imagen: http://www.lifeofpix.com/photo/pile-of-newspapers/
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