martes, 11 de junio de 2013

En Carne Propia

No es lo mismo atacar que ser atacado, no es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar y si esto es cierto no es menos real que experimentar injusticia, sin sabores en carne propia se siente diferente.
El dar salida fácil o hablar a la ligera de una situación ajena resulta bastante liviano o se ejecuta con mucha ligereza sin tan siquiera sopesar que no todos los individuos cuentan con las mismas herramientas o capacidad mental, emocional para salir de algunos procesos.
Es obvio que no todas las personas están dotadas para aconsejar, guiar o instruir a otros aunque todos podemos ayudar y no es que exista contradicción en el enunciado. Por lo tanto sino contamos con una palabra de fortaleza o que haga algún efecto sanador sobre el prójimo lo mejor es utilizar un abrazo o un apretón de manos y estarás diciendo mucho. Una escena  que observe recientemente me llevo a escudriñar un poco este fenómeno.
Liliana fue a visitar a su amigo Esteban al hospital, después de hacer los saludos ordinarios  hablaron del estado de salud de él. Debes cuidarte Esteban, escuche que han muerto decenas de personas, los cuales presentaron tu mismo cuadro clínico, dijo Liliana con una sonrisa entre cortada, se despidió y salio de la habitación hospitalaria.
Esteban quedo sin palabras y más triste que antes de la visita. Sino tenemos nada alentador que decir, usemos el silencio y con el estamos diciendo estoy contigo.

Por:
Licenciado Francy Martínez
licenciadofrancy@facebook.com
licenciadofrancy@gmail.com

@francymartinez5

No hay comentarios:

Publicar un comentario