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o se puede vivir sin esperanza, sin un anhelo,
sin un proyecto, sin un sueño, porque la
ausencia de estos elementos convierte la existencia en un espacio
inhóspito y toxico para la respiración espiritual y emocional.
El ser humano necesita una fuerza que le haga
mover, accionar. Psicológicamente vamos a decir que se necesita una motivación,
llámese extrínseca o intrínseca, el hecho es que hay que estar motivado.
Una historia muy real que me cautivo, fue una discusión
de dos amigos; vamos a llamarlos: Carlos y José.
Carlos le grito ha José que ya no tendría
proyectos, que viviría la vida como salga, que sus aspiraciones habían muerto.
José, dejo que él hablara hasta que se liberara de aquella carga emocional, y
le dijo: No todos los sueños han de materializarse, pero si tenemos el poder de
despertar, frotarnos los ojos y volver a soñar otros, cierra los ojos y vuelve a
soñar.
Carlos sonrió hasta que de sus ojos brotaron
gotas de agua. Que desabría es la vida cuando vivimos sin una esperanza.
“No permitas nunca, que te maten tu esperanza”
Por:
Licenciado Francy
Martínez
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