Las parejas se separan por
diferentes razones, la más frecuente y que es usada técnicamente es incompatibilidad
de caracteres. Esta denominación la vemos ante los tribunales y la separación
se ejecuta en base a este alegato.
Cuando la división no se hace a
este nivel, la pareja se separa por mutuo acuerdo y decide darse un tiempo,
cada uno por su lado para esperar ver que ocurra.
Viene un tiempo de búsqueda por
los hijos si existen en la relación, sino se buscan por costumbre. Luego de un
tiempo se reconcilian y aquí viene la otra parte interesante, todo parece ser
que se restableció, pero; no es así.
La desconfianza y los celos
vienen a acompañar a la pareja, la menos saneada, comienza a recriminar y a
nombrar con muchas frecuencias la razón por la cual se separaron por primera
vez, y en casos extremos las amenazas salen a flote.
Es un tormento lo que se vive, si
la separación fue por infidelidad es aun mas desastroso, el sentimiento de
culpabilidad trabajado por uno de los conyugues no sanado es diabólico e
infernal.
Lo mas aconsejable para evitar
esta situación, es estar verdaderamente convencido de que se quiere perdonar y
salvar la relación, si este sentimiento no existe, será un verdadero tormento
el que se vivirá.
Por:
Licenciado Francy Martínez
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@francymartinez5
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