En el ir y venir de la vida vamos
acumulando experiencias; unas buenas y otras no tan buenas.
En ese peregrinar de vez en
cuando nos detenemos en alguna parada para tomar un poco de aire y descansar.
En una de esas pausas hay una muy
especial, que ofrece un sin numero de productos para llevar en nuestro caminar.
Esa parada lleva por nombre amistad, allí conocemos amigos y no dudamos en
llevarnos unos cuantos para el viaje; siempre son útiles.
En muchos casos escogemos algunos
que nos parecen agradables y tomamos muchos, sin reparar que son de mala
calidad y a mitad de camino se rompen y se desparrama todo lo que guardábamos
en ellos.
¡Que dolor! que herida tan grande
nos producen al querer sostenerlos para no perder lo que poseemos dentro. El
material con el que estaban diseñado tenían filos, y de una textura gruesa y al
querer sujetarlos tan aprisa nos hieren.
¡Que desgracia! vamos ahora herido
en un viaje tan largo…Y lo peor del caso sangrando, ensuciando todo lo que
tocamos. No podemos seguir avanzando, la perdida de sangre nos hace marear y
comenzamos a debilitarnos.
No se puede continuar en esa
facha el trayecto, es indiscutible que hay que hacer otra parada e ir a donde
el doctor del camino; el doctor tiempo. El Doctor Tiempo contribuye a que
podamos asimilar los embates de la vida y que los aceptemos de la mejor manera
posible, siempre tan comprensivo, sabe escuchar y hasta nos enseña a como
prevenir estos accidentes del camino.
A mí una vez me indico un fármaco
de una calidad increíble, elaborado por la casa farmacéutica “La Vida Es Así”
Me dijo que lo tomara tres veces al día y hasta guarde la receta por si alguien
la necesita, para curar alguna herida igual. Voy a compartir el nombre contigo:
No seas tan ligero para dejar entrar personas a tu intimidad.
Por:
Licenciado Francy Martínez
licenciadofrancy@facebook.com
francymartinez103@hotmail.com
licenciadofrancy@gmail.com
@francymartinez5
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